“Qué bien te lo pasas siempre, Marina” Esta frase me la han dicho más de una vez y más de dos… Y sí, lo cierto es que intento disfrutar la vida y todo lo bueno que trae consigo. Hay una canción que dice “que los ratos malos vienen sin llamarlos, por eso los buenos a mí me gusta buscarlos”
y, sin ninguna duda, muchos de los mejores ratos me los da la residencia de estudiantes Colegio Mayor Somosierra.
Aquí, aprendemos a valorar y a disfrutar lo pequeño, los detallitos del día a día: una conversación interesante al sol, unas risas a la hora de la cena, un café en buena compañía… Pero también se nos da bien hacer cosas GRANDES, grandes como Nuestra Semana, grandes como nuestra RESIDENCIA.
Si alguien lo mira desde fuera, podrá ver las carreras que damos por los pasillos para ser el equipo ganador del juego de ese día, las comidas de infarto que nos prepara la Administración DE LA RESIDENCIA de estudiantes, la tertulia cultural especial o la pedazo de capea que organizaron el domingo, pero creedme si os digo que es mucho, muchísimo más.
Estos siete días nos sirven para conocernos más a fondo, para crear aún más ambiente de familia. Nos ayuda a mejorar como personas y a trabajar en equipo. Nos brinda la oportunidad de pasar más horas juntas y de compartir un poquito de nuestro tiempo con las demás. Nos involucramos, disfrutamos y nos sentimos afortunadas de haber ganado esta lotería, porque residir aquí es una suerte y para saberlo es necesario vivirlo. Nadie es capaz de saber lo que el Somo esconde realmente hasta que no entra en su historia como protagonista; y es en el escenario de la Semana Grande donde el guión se desborda, las actrices brillan y los espectadores aplauden atónitos ante el espectáculo.
Hay momentos en la vida en los que tienes que pararte y echar la vista atrás. No sé si es porque el sentimentalismo me está ganando la batalla en los últimos meses o porque por circunstancias familiares veo que mi etapa en el Somo llega a su fin, pero llegados a este punto como Colegiala de tercero, sólo puedo agradecer todo lo vivido en esta residencia de estudiantes que TANTO me ha dado.
A las que se quedan y a las que están por venir sólo me quedaría pedirles que disfruten, que expriman estos años y que se involucren en todo lo que la residencia les ofrece. Sólo así descubrirán la esencia de este lugar y de su gente.