Raquel Marañón Gómez es Secretaria General Asamblea de Madrid, Letrada de las Cortes y Académica correspondiente Real Academia Jurisprudencia, nos visitó el 3 de octubre para hablarnos tanto del ejercicio de su propia profesión, como de la etapa de las oposiciones y finalmente de la conciliación familiar que se debe llevar a cabo para compaginar altos cargos con la vida en familia.
Tu vida como opositor comenzó el mismo día en el que decidiste que querías ser funcionario, da igual de qué y cómo. Ese mismo día empezaron todas las consecuencias, las buenas y las malas. El primer paso es contárselo a los que te rodean. Esto puede parecer fácil, pero todo opositor sabe que no, es una ironía complicada de entender. Empezar a estudiar tampoco es muy complicado una vez decidido el cómo y el con quien. Además, la motivación es tal que nada te parece imposible. Dicen que para empezar a estudiar unas oposiciones no debe faltarte motivación ni convicción y la verdad, al que ha decidido voluntariamente ser opositor, nunca, nunca, le fallan estos principios básicos en los primeros meses. A los meses, cuando el ritmo de estudio se mantiene, llega un poco la desesperación. Los avances son lentos y, aunque sabemos que la paciencia es la madre de las ciencias, nos abandonamos y comenzamos a pensar que no lo vamos a conseguir. Esta fase es mala, pero hay que pasarla, nos lo garantiza la propia Raquel. Forma parte de todo ritual del buen opositor. Te dirán que la única forma de no desesperar es tener unas buenas técnicas de estudio, un buen preparador, hábito de trabajo, responsabilidad y persistencia, y la verdad, todas estas cosas ayudan, pero la única realmente eficaz es la motivación.
A continuación Raquel nos habla de su trabajo y de cuánto considera que mereció la pena el esfuerzo, pero también enlazando con la parte final de la tertulia nos recuerda la parte más importante según ella y es que nada de esto merece la pena sin una buena conciliación familiar y laboral. La incorporación de la mujer al mundo laboral ha motivado uno de los cambios sociales más profundos de los últimos años, propiciando el compromiso y la cooperación entre hombre y mujer dirigido a un reparto más equilibrado de responsabilidad en la vida profesional y en la privada. Conciliar vida personal, familiar y laboral no es una decisión, es una necesidad. La decisión es optar por la forma más idónea de llevarla a cabo desde un punto de vista estratégico legal, valorando las ventajas e inconvenientes de acogerse a una fórmula o a otra.